Que no quiero volver en septiembre lo he repetido varias veces a lo largo de estos días. En junio no me tomaron en serio. No, no era desesperación, era la verdad dicha en momentos desesperados.
Sí, voy a acabar. Soy cobarde, no tengo lo que hay que tener, hablo mucho y hago poco, no me atrevo, blablabla... No tengo nada mejor, esa es la realidad, por eso empezaré 3º y estaré más cerca de acabar.
"Cuando acabe pienso irme". Esto también lo he repetido y ahí soy bastante más valiente.
Me iré dos años a cualquier otro sitio, dos años como desintoxicación me parecen suficientes. Si luego hay algo interesante donde quiera que esté me quedaré y si no, con dos años tendré suficientes cosas que contar hasta aburrir.
No se me ocurren muchas cosas más emocionantes que ir a cualquier país en la soledad más absoluta y empezar una vida que no tenga nada que ver con los 20 años anteriores de comodidad en casa. Estoy malgastando mucha juventud así, hay que irse lejos, es lo único que veo factible.
1 comentario:
Irse lejos es una experiencia reveladora, te lo digo desde mi propia vida. Hay que abrir las alas y volar, aunque nos dé miedo.
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