Querido
Tú,
Te escribo por
aburrimiento, nostalgia y algún que otro motivo más. En realidad
escribí esto anoche, pero olvidé publicarlo. Puedes leerlo ahora
que son ideas frescas y todavía no han caducado.
Es lunes aquí,
lunes muy tarde. Está lloviendo tan fuerte fuera que si mañana al
abrir la ventana la iglesia en ruinas hubiera desaparecido totalmente
no me extrañaría. He tirado un colchón en el suelo porque no
soporto el ruido que hace mi somier y me gusta estar así, cerca del
suelo. Estoy boca abajo en una posición bastante incómoda,
balanceando los pies para los lados lentamente al compás de Brother
in Arms. La pongo mucho aquí porque me recuerda a mi casa. No echo
de menos mi casa, pero me da la sensación de que así esta
habitación es más mía. He empezado a pegar cosas en las paredes,
aunque no creo que ponga fotos de nadie. De momento tengo un cartel
de un dedo acusador que me señala directamente la cabeza mientras
duermo. Lo arrancamos una noche volviendo a casa. Estuve a punto de
tirarlo porque el tipo que me lo dio ahora ni me dirige la palabra,
ya ves que no todo es buen rollo en un Erasmus. Pero bueno, el caso
es que el póster queda bien. Siempre he pensado que un blog a modo
de diario no debería ser público, pero esta noche me apetece decir
qué ando haciendo por aquí. Es lunes, pero podría haber salido a
tomar algo si no estuviese lloviendo tanto. Aún así no tengo ganas
de moverme hoy, he tenido demasiado contacto social desde que estoy
aquí y quiero una noche en la soledad de mi colchón en el suelo y
de los Dire Straits. Imagino tu cara de asco. Aquí no he podido
hablar todavía de música más que con un tipo fanático de Mando
Diao y que conoce a Belle and Sebastian. Fue una conversación
agradable, pero él dejó de ser agradable hace un par de días, así
que se acabó la música. Escríbeme algo sobre los discos
nuevos que has escuchado, dime lo mierda que son todos y que ya no se
hace buena música. Dios, echo tanto de menos un sofá, mi almohada y saber
que estoy segura andando por la calle... Odio no poder ir sola por la
noche, siempre tengo que volver con alguien. El vecino de abajo ya me
ha visto llegar acompañada por tanta gente, que a saber lo que piensa
de mí. Me falta la seguridad, en realidad es lo único que echo de
menos, pero esta noche este colchón parece totalmente seguro... Que
duermas bien.