Si las tradiciones que empezamos fueron buenas y se han mantenido durante estos últimos años, ¿por qué no seguirlas aunque todo siga cambiando?
Hablo del día 12 de octubre, fiesta en mi pueblo. Ese día subimos al campo y blablabla... y al final del día, María y yo compramos un helado de chocolate a la mujer de los helados. No está especialmente bueno, pero es eso, una tradición. Nos sentamos en un banco y vemos pasar a la gente mientras nos chorrea el chocolate por el cucurucho. No sé qué pensará María en ese momento, pero yo pienso que ojalá al año que viene podamos volver a repetir ese momento, porque podrá haber pasado de todo durante ese año, pero si podemos volver a comprarnos el helado será porque, más o menos, todo va bien. Cada año es más difícil lo de continuar con el ritual y en el fondo sé que llegará un día en el que sea imposible pero, mientras tanto, ahí estaremos. Por lo pronto, en 10 días:
1 comentario:
que año tras año y por muchos más siga estando ese helado presente, de momento, el próximo está al llegar!
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