Ayer se dio una situación extraña. Me nombraron, acudí a una mesa delante de un montón de gente y me pidieron que eligiera un destino para pasar el próximo curso. Holanda, Italia o Dinamarca. Sin duda, Holanda. ¿Cómo no iba a ser Holanda? La Europa más europea, con sus bicicletas y todo su ambiente juvenil. Holanda, estaba claro. Pero, de pronto, no estaba tan claro. Y nunca habría pensado que rechazaría Utrecht por ir un año entero a la vieja, sucia y caótica Sicilia.
Sicilia es decadencia, tráfico sin ley, costa y volcanes.
Dicen que Sicilia es mafia, corrupción y manos negras.
En las últimas 24 horas he escuchado muchos más "llévate cuidado" que nunca y a mí todo eso me suena a ciencia ficción, ciertamente. El sur de Italia a lo único que me suena es a hierba seca, a tradición y mercados en la calle.
Todavía sigo pensando que Holanda estaba muy claro, que incluso Dinamarca estaba clarísimo, pero que sorprendentemente Sicilia estaba un punto por encima. Podéis discrepar abiertamente, ni siquiera yo me lo termino de explicar.
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